The Daily Audio Bible
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Mensaje para los jefes de Israel
10 »¡Qué mal les va a ir a ustedes
los que inventan leyes
insoportables e injustas!
2 ¡Ustedes no protegen a los débiles
ni respetan los derechos de los pobres;
maltratan a las viudas
y les roban a los huérfanos!
3 »¿Qué harán cuando Dios
les pida cuenta de lo que hacen?
¿Qué harán cuando Dios
les mande el castigo que merecen?
¿A quién le pedirán ayuda?
¿Dónde esconderán sus riquezas?
4 »Porque ustedes serán humillados,
llevados presos y asesinados.
A pesar de todo esto,
el enojo de Dios no se calmará;
nos seguirá amenazando todavía.
Dios enviará a los asirios
5 »Dios dice:
“Estoy muy enojado;
por eso usaré al rey de Asiria
para castigar a los que me ofenden.
6 Le ordenaré que ataque
a este pueblo malvado;
que le quite sus riquezas
y lo pisotee como al barro de las calles.
7-8 ”Pero el rey de Asiria
cree que no está bajo mis órdenes;
más bien dice que todos los reyes
siguen sus instrucciones.
Él no piensa más que en destruir
y en arrasar a muchas naciones.
9 ”A este rey no le importó
si se trataba de Carquemis o de Calnó,
de Hamat o de Arpad,
de Samaria o de Damasco;
a todas estas ciudades las destruyó.
10 Por eso dice:
‘He vencido a muchas naciones
con más dioses que Jerusalén y Samaria.
11 Por eso destruiré a Jerusalén
así como destruí a Samaria.’”
12 »Dios hará lo que ha planeado hacer
contra el monte Sión y Jerusalén.
Y una vez que lo haya cumplido,
castigará al rey de Asiria
por su orgullo y su arrogancia.
13 »El rey de Asiria ha dicho:
“Yo soy muy inteligente.
Todo lo hago con sabiduría
y con mis propias fuerzas.
Como un valiente,
he vencido a muchos reyes.
Me he adueñado de sus países
y les he robado sus riquezas.
14 ”He arrasado con toda la tierra.
He dejado sin nada a los pueblos,
como quien roba huevos de un nido;
¡nadie movió un dedo,
nadie protestó!”
15 »Pero Dios dice:
“El rey de Asiria está equivocado,
porque ni el hacha ni la sierra
son más importantes
que el hombre que las maneja.
¡Dónde se ha visto que el bastón
controle al que lo usa!”
16 »Por eso el Dios todopoderoso
mandará una enfermedad;
una alta fiebre dejará sin fuerzas
a ese rey y a todo su ejército.
17 »El Dios único y perfecto
es nuestra luz,
y se convertirá en una llama de fuego;
en un solo día quemará
al ejército de Asiria,
como si fueran espinos y matorrales.
18-19 Dios destruirá por completo
la belleza de sus bosques y sus huertos.
Quedarán tan pocos árboles,
que hasta un niño los podrá contar.
Unos cuantos se volverán a Dios
20 »Cuando llegue ese día,
los pocos israelitas que se hayan salvado
dejarán de confiar en Asiria;
volverán a confiar en Dios,
el Dios santo de Israel.
21 Sólo unos cuantos israelitas
se volverán hacia el Dios de poder.
22 »Aunque ustedes, israelitas,
sean tan numerosos como la arena del mar,
Dios hará justicia,
pues la destrucción ya está decidida;
sólo unos cuantos se salvarán.
23 Así lo ha resuelto el Dios todopoderoso;
su decisión se cumplirá en el país.
La destrucción de Asiria
24 »Por eso, el Dios todopoderoso dice:
“Pueblo mío, que vives en el monte Sión,
no les tengas miedo a los asirios.
Ellos te golpean y maltratan
como antes lo hicieron los egipcios.
25 Pero dentro de poco tiempo
dejaré de estar enojado contigo.
Mi enojo será contra los asirios,
a quienes destruiré por completo.
26 Yo, el Dios todopoderoso,
los voy a castigar;
mostraré mi poder contra Asiria,
como lo mostré contra Egipto;
los destruiré como lo hice con Madián
donde está la roca de Oreb.
27 Entonces, yo, el Dios de Israel,
los libraré de los asirios
y de su terrible dominio”.
28 »El ejército asirio avanza
por el lado de Rimón;
llega hasta Aiat,
pasa por Migrón,
y deja su equipaje en Micmás.
29 Las tropas cruzan el desfiladero,
y pasan la noche en Gueba.
Tiembla de miedo la gente de Ramá,
y se escapa la gente de Guibeá de Saúl.
30 Se escuchan gritos de Bat Galim,
de Laisa, y de Anatot.
31 Se desbanda Madmená,
se esconden los habitantes de Guebim.
32 Hoy mismo los invasores asirios
se detienen en Nob;
dan la señal de atacar el monte Sión,
la ciudad de Jerusalén
33 »¡Miren a los asirios!
¡Son como árboles en un bosque!
El Dios todopoderoso
los derriba con una fuerza terrible;
a los más altos los corta,
y los tira al suelo.
34 ¡Dios derriba de un solo golpe
los árboles más bellos del Líbano!
Un reinado de paz y justicia
11 »Si de un tronco viejo sale un retoño,
también de la familia de David
saldrá un nuevo rey.
2 El espíritu de Dios estará sobre él
y le dará sabiduría,
inteligencia y prudencia.
Será un rey poderoso,
y conocerá y obedecerá a Dios.
3 »No juzgará por las apariencias,
ni se guiará por los rumores,
pues su alegría será obedecer a Dios.
4 Defenderá a los pobres
y hará justicia a los indefensos.
Castigará a los violentos,
y hará morir a los malvados.
Su palabra se convertirá en ley.
5 Siempre hará triunfar la justicia y la verdad.
6 »Cuando llegue ese día,
el lobo y el cordero se llevarán bien,
el tigre y el cabrito descansarán juntos,
el ternero y el león crecerán uno junto al otro
y se dejarán guiar por un niño pequeño.
7 La vaca y la osa serán amigas,
sus crías descansarán juntas,
y el león y el buey comerán pasto juntos.
8 El niño jugará con la serpiente
y meterá la mano en su nido.
9 En la Jerusalén de aquel día
no habrá nadie que haga daño,
porque todos conocerán a Dios,
y ese conocimiento llenará todo el país,
así como el agua llena el mar.
10 »Cuando llegue ese día,
subirá al trono un descendiente de David,
y juntará a todas las naciones.
Su país alcanzará la fama y el poder.
11 »Entonces, Dios hará que vuelva
todo su pueblo dispersado
en los países de:
Asiria,
Egipto,
Patros,
Etiopía,
Elam,
Sinar,
Hamat,
y las islas del mar.
12 »Reunirá a las naciones
y a los refugiados
de Israel y de Judá,
que fueron esparcidos por todo el mundo.
13 »Ya no habrá celos entre Israel y Judá,
ni tampoco serán enemigos.
14 Juntos atacarán a los filisteos
que viven en la costa del Mediterráneo.
Juntos atacarán a los edomitas,
moabitas y amonitas,
que viven al otro lado del río Jordán.
15 Dios secará el Mar de los Juncos.
Enviará un viento caluroso
sobre el río Éufrates,
y lo dividirá en siete arroyos
para que lo puedan cruzar a pie.
16 Así como hubo un camino para Israel
cuando salió de Egipto,
habrá un camino de regreso
para los que hayan quedado en Asiria.»
Pablo se preocupa por los hermanos
11 Sé que hablar bien de mí es una locura, pero ustedes me han obligado a hacerlo. Yo soy tan capaz como esos superapóstoles, ¡así que son ustedes los que deberían hablar bien de mí! 12 La paciencia con que he trabajado por ustedes, y los milagros y las cosas maravillosas que he hecho con el poder de Dios, demuestran que soy un verdadero apóstol. 13 Sólo una cosa buena les faltó, que otras iglesias sí tuvieron: ¡ustedes no me ayudaron con dinero! ¡Perdónenme! Tal vez sea mi culpa no haberles pedido ayuda.
14 Ya estoy listo para ir a visitarlos por tercera vez, pero tampoco ahora les pediré que me ayuden con dinero. Me interesan ustedes, no su dinero. Al fin de cuentas, no son los hijos los que deben juntar dinero para los padres, sino los padres los que deben juntar dinero para los hijos. Y ustedes son mis hijos. 15 Y yo con mucho gusto gastaré lo que tengo, y hasta yo mismo me gastaré, para ayudarlos a ustedes. Si yo los amo tanto, ¿por qué ustedes me aman tan poco?
16 Ustedes saben que no quise que se preocuparan por darme dinero. Sin embargo, hay quienes dicen que con mucha astucia los hice caer en una trampa. 17 Pero yo no los engañé por medio de las personas que les envié. 18 Cuando les pedí a Tito y al otro hermano de la iglesia que fueran a verlos, ellos no se aprovecharon de ustedes. ¿No es verdad que Tito y yo nos hemos portado con ustedes de la misma manera? ¿No pensamos lo mismo acerca de este asunto?
19 Tal vez crean ustedes que estamos pidiéndoles disculpas, pero no es así. Nosotros pertenecemos a Cristo, y Dios es testigo de todo lo que hablamos. Todo lo que hemos hecho, queridos hermanos, lo hicimos para ayudarlos a confiar cada vez más en Cristo. 20 Me da miedo pensar que, cuando vaya a visitarlos, no los encuentre como yo quisiera, y que tampoco yo resulte ser lo que ustedes esperan. Tengo miedo de encontrarlos peleándose, o envidiándose, o enojados unos contra otros, o que resulten ser egoístas, chismosos, murmuradores, orgullosos y alborotadores. 21 Me da miedo pensar que, cuando vaya a visitarlos, mi Dios me haga sentir tanta vergüenza que me ponga a llorar porque muchos de ustedes no han dejado de pecar ni de hacer lo malo, sino que siguen teniendo relaciones sexuales prohibidas.
Confío en tus promesas
SALMO 56 (55)
David compuso este himno cuando los filisteos lo tomaron preso en Gat. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse con la melodía «La tórtola que vive en los robles lejanos».
56 Dios mío,
ten compasión de mí,
pues hay quienes me persiguen.
A toda hora
me atacan y me atormentan.
2 Mis enemigos no dejan de atacarme
ni de noche ni de día;
¡son ya demasiados
los orgullosos que me atacan!
3-4 Cuando siento miedo,
confío en ti, mi Dios,
y te alabo por tus promesas;
Confío en ti, mi Dios,
y ya no siento miedo.
¡Nadie podrá
hacerme daño jamás!
5 Siempre cambian mis palabras,
y sólo piensan en perjudicarme.
6 Se ponen a espiarme
y hacen planes contra mí;
¡tantas ganas tienen de matarme
que vigilan todos mis pasos!
7 Dios mío,
¡enójate con mis enemigos
y ponlos en vergüenza!
¡No los dejes escapar!
8 Anota en tu libro
todas las veces que he huido;
tú bien sabes
las veces que he llorado.
9 Cuando yo te pida ayuda,
mis enemigos saldrán huyendo.
Yo estoy seguro, Dios mío,
que cuento con tu apoyo.
10 Confío en ti, mi Dios,
y te alabo por tus promesas.
Confío en ti, Señor,
y te alabo por tus promesas.
11 Confío en ti, mi Dios,
y ya no siento miedo.
¡Nadie podrá
hacerme daño jamás!
12 Yo te prometo, Dios mío,
que te cumpliré mis promesas,
y delante de tu altar
te daré las gracias.
13 Tú, mi Dios,
me libraste de caer,
me libraste de morir,
para que nunca deje yo
de andar en tu presencia
que es la luz de la vida.
-8-
6 Nunca comas con gente tacaña,
ni dejes que sus platillos
te despierten el apetito.
7 Esa gente te invita a comer,
pero su invitación no es sincera;
esa gente es tan tacaña
que se fija en cuánto comes.
8 Al fin de cuentas vomitarás
todo lo que hayas comido,
y todos tus halagos
no habrán servido de nada.
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