The Daily Audio Bible
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Conclusión
29 Esta será para ustedes una norma perpetua: el día décimo del séptimo mes, ayunarán y no harán trabajo alguno, ni el nacido en el país, ni el extranjero residente entre ustedes. 30 Porque en ese día tendrá lugar la expiación por ustedes y serán purificados en presencia del Señor de todas sus transgresiones. 31 Será para ustedes un sábado de descanso absoluto y de ayuno; es una norma perpetua. 32 La expiación la hará el sacerdote que haya sido ungido y consagrado para la función sacerdotal en lugar de su padre; la hará vestido con las ropas de lino, las ropas sagradas. 33 Hará el rito de expiación por lo más santo del santuario, por la Tienda del encuentro y por el altar; y también por los sacerdotes y por toda la asamblea del pueblo. 34 Y esto será una norma perpetua; harán este rito de expiación una vez al año por todas las transgresiones de Israel.
Y todo se hizo como el Señor había ordenado a Moisés.
IV.— CÓDIGO DE SANTIDAD (17—26)
Inmolación de animales (17,1-16)
Matanza no sacrificial
17 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
2 — Habla a Aarón, a sus hijos y a todos los israelitas y diles: Esto es lo que ha ordenado el Señor: 3 Cualquier israelita que mate un toro, un cordero, o una cabra, en el campamento o fuera de él, 4 y no lo lleve a la entrada de la Tienda del encuentro para presentarlo como ofrenda al Señor ante su morada, será considerado culpable de derramamiento de sangre y, por haber derramado sangre, será extirpado de su pueblo. 5 Esto se prescribe para que los israelitas traigan al Señor los animales que maten en medio del campo y los presenten al sacerdote ante el Señor a la entrada de la Tienda del encuentro, ofreciéndolos al Señor como sacrificios de comunión. 6 El sacerdote derramará la sangre sobre el altar del Señor, a la entrada de la Tienda del encuentro, y quemará la grasa en olor grato al Señor. 7 De este modo nunca más inmolarán sus víctimas a los demonios a los que han rendido culto. Esta será una norma perpetua para las futuras generaciones.
8 Asimismo les dirás: Cualquier israelita o extranjero residente entre ustedes que ofrezca un holocausto o un sacrificio, 9 y no lo traiga para ofrecerlo al Señor a la entrada de la Tienda del encuentro, será igualmente extirpado de su pueblo.
Normas sobre la sangre
10 Si un israelita o uno de los extranjeros residentes entre ellos, come cualquier clase de sangre, yo —el Señor— me enemistaré contra él y lo excluiré de su pueblo. 11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo les he dado la sangre para hacer expiación sobre el altar por sus vidas; pues la sangre hace expiación por la persona. 12 Por tanto, he dicho a los israelitas: Ninguno de ustedes comerá sangre, ni tampoco lo hará el extranjero residente entre ustedes.
13 Y si un israelita, o uno de los extranjeros residentes entre ellos, caza un animal o ave que sea comestible, deberá derramar su sangre y cubrirla con tierra, 14 porque la vida de toda carne está en su sangre. Por tanto, digo a los israelitas: No comerán la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne está en su sangre; quien la coma, será extirpado.
Consumo de carne de animales hallados muertos
15 Y cualquier persona, sea nacida en el país o sea extranjera residente entre ustedes, que coma carne de un animal hallado muerto o despedazado por las fieras, deberá lavar sus ropas y bañarse, pero quedará impura hasta la noche; luego recuperará su estado de pureza. 16 Si no lava sus ropas ni se baña, cargará con las consecuencias de su culpa.
Prácticas sexuales no permitidas (18,1-30)
Exhortación inicial
18 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
2 — Habla a los israelitas y diles: Yo soy el Señor, su Dios. 3 No harán como se hace en Egipto donde habitaron; ni harán como se hace en Canaán adonde yo les conduzco; ni seguirán sus costumbres. 4 Cumplan mis normas y guarden mis leyes comportándose de acuerdo con ellas. Yo soy el Señor, su Dios. 5 Por lo tanto, cumplirán mis leyes y mis normas; quien las cumpla, vivirá gracias a ellas. Yo soy el Señor.
Prohibiciones concretas
6 Ninguno entre ustedes tendrá relaciones sexuales con una familiar cercana. Yo soy el Señor. 7 No tendrás relaciones sexuales con la mujer de tu padre; es tu madre y no deberás tener relaciones sexuales con ella. 8 No tendrás relaciones sexuales con otra esposa de tu padre, pues es esposa de tu padre. 9 No tendrás relaciones sexuales con tu hermana, sea hija de tu padre o de tu madre, haya nacido en casa o fuera. 10 No tendrás relaciones sexuales con tus nietas, pues es como deshonrarte a ti mismo. 11 No tendrás relaciones sexuales con la hija que tu padre haya engendrado de otra esposa; es tu hermana y no deberás tener relaciones sexuales con ella. 12 No tendrás relaciones sexuales con tu tía paterna, pues es como deshonrar a tu padre. 13 No tendrás relaciones sexuales con tu tía materna, pues es como deshonrar a tu madre.
14 No ofenderás a tu tío paterno, teniendo relaciones sexuales con su mujer, pues es la esposa del hermano de tu padre. 15 No tendrás relaciones sexuales con tu nuera; es la mujer de tu hijo y no deberás tener relaciones sexuales con ella. 16 No tendrás relaciones sexuales con tu cuñada, pues es como deshonrar a tu hermano.
17 No tendrás relaciones sexuales con una mujer y con su hija; ni las tendrás con sus nietas, pues es como deshonrar a esa mujer, y es algo aborrecible. 18 Mientras viva tu primera mujer, no tomarás como esposa a una hermana suya teniendo relaciones sexuales con ella y haciéndola así su rival. 19 Tampoco tendrás relaciones sexuales con una mujer durante el tiempo de su impureza menstrual. 20 No te acostarás con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella. 21 No permitirás que ninguno de tus hijos sea sacrificado a Moloc, profanando así el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. 22 No te acostarás con un hombre como se hace con una mujer; es una cosa aborrecible. 23 No tendrás relaciones carnales con ningún animal contaminándote con él, ni tampoco las tendrá mujer alguna con él; es una perversión.
Exhortación conclusiva
24 No se contaminen con ninguna de estas prácticas con las que se han corrompido las naciones que yo voy a expulsar ante ustedes. 25 El país, en efecto, se ha contaminado; así que yo he decidido castigar su iniquidad de forma que tenga que vomitar a sus habitantes. 26 Cumplan mis normas y guarden mis leyes; no hagan ninguna de estas abominaciones, ni el nativo ni el extranjero residente entre ustedes. 27 Los que habitaron esta tierra hicieron todas estas cosas horrendas y la tierra quedó contaminada. 28 ¡Que no los vomite también a ustedes por haberla contaminado, como vomitó a los pueblos que la habitaron antes de ustedes! 29 Porque cualquiera que haga alguna de todas estas cosas horrendas será extirpado de su pueblo. 30 Cumplan, pues, mis mandamientos y no sigan las costumbres detestables que se practicaban antes de que llegaran ustedes, ni se contaminen con ellas. Yo soy el Señor, su Dios.
La mujer sirofenicia (Mt 15,21-28)
24 Jesús se fue de aquel lugar y se trasladó a la región de Tiro. Entró en una casa, y quería pasar inadvertido, pero no pudo ocultarse. 25 Una mujer, cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, supo muy pronto que Jesús estaba allí y vino a arrodillarse a sus pies. 26 La mujer era griega, de origen sirofenicio, y rogaba a Jesús que expulsara al demonio que atormentaba a su hija. 27 Jesús le contestó:
— Deja primero que los hijos se sacien, pues no está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perros.
28 Ella le respondió:
— Es cierto, Señor; pero también es cierto que los cachorrillos que están debajo de la mesa comen las migajas que se les caen a los hijos.
29 Jesús, entonces, le dijo:
— Por eso que has dicho puedes irte, pues el demonio ya ha salido de tu hija.
30 La mujer regresó a su casa y encontró a su hija acostada en la cama y libre del demonio.
Curación de un sordomudo
31 Jesús salió de nuevo de la región de Tiro y, pasando por Sidón, se dirigió al lago de Galilea a través del territorio de la Decápolis. 32 Estando allí, le llevaron un hombre que era sordo y tartamudo, y le rogaron que pusiera su mano sobre él. 33 Jesús se llevó al hombre aparte de la gente y, cuando ya estaban solos, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. 34 Luego, mirando al cielo, suspiró y exclamó:
— ¡Effata! (que significa “¡Ábrete!”).
35 Al punto se abrieron los oídos del sordo, se le desató la lengua y pudo hablar correctamente. 36 Jesús mandó a los presentes que no contaran a nadie lo sucedido; pero cuanto más se lo mandaba, más lo divulgaban. 37 Y la gente decía llena de asombro:
— Este lo ha hecho todo bien: hace que los sordos oigan y que los mudos hablen.
Jesús da de comer a unas cuatro mil personas (Mt 15,32-39)
8 Por aquellos días se reunió otra vez mucha gente. Como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
2 — Me da lástima esta gente. Ya hace tres días que están conmigo y no tienen nada que comer. 3 Si los despido y los dejo ir a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Y algunos han venido de lejos.
4 Los discípulos le contestaron:
— Pero ¿de dónde podrá uno sacar pan para dar de comer a todos estos en este lugar apartado?
5 Jesús les preguntó:
— ¿Cuántos panes tienen ustedes?
Ellos contestaron:
— Siete.
6 Jesús dispuso que la gente se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes, dio gracias a Dios, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que ellos los distribuyeran. Y los discípulos los distribuyeron entre la gente. 7 Tenían además unos cuantos peces; Jesús los bendijo y mandó que los repartieran. 8 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron siete espuertas de los trozos sobrantes de pan. 9 Luego Jesús despidió a la multitud, que era de unas cuatro mil personas. 10 A continuación subió a la barca con sus discípulos y se dirigió a la región de Dalmanuta.
Salmo 41 (40)
Sé que me quieres
41 Al maestro del coro. Salmo de David.
2 Feliz quien atiende al desvalido,
el Señor lo salvará en el día adverso.
3 El Señor lo protegerá,
le hará vivir feliz en esta tierra
y no lo dejará a merced del enemigo.
4 El Señor lo conforta en el lecho del dolor,
le devuelve la salud si está postrado.
5 Yo dije: “Señor, apiádate de mí;
cúrame, pues he pecado contra ti”.
6 Mis enemigos auguran mi desgracia:
“¿Cuándo morirá y desaparecerá su nombre?”.
7 Si uno viene a verme, habla fingiendo,
guarda para sí el engaño y al salir fuera lo cuenta.
8 Cuantos me odian murmuran juntos de mí,
maquinan contra mí una desgracia:
9 “Un mal devastador lo invade”,
se acostó y no volverá a levantarse.
10 Hasta mi íntimo amigo en quien confiaba,
el que comía de mi pan, me ha traicionado.
11 Pero tú, Señor, apiádate de mí,
restabléceme, que yo les daré su merecido.
12 Por esto sé que me quieres:
mi enemigo no puede cantar victoria.
13 Por mi rectitud tú me sostienes
y por siempre me mantienes ante ti.
14 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!
¡Amén, amén!
15 El alcázar del rico es su hacienda;
la amenaza del pobre, su pobreza.
16 La recompensa del justo es la vida;
la cosecha del malvado, el delito.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España