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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Éxodo 26-27

La Morada (Ex 36,8-38)

26 Harás la Morada con diez cortinas de lino trenzado con púrpura violeta, escarlata y carmesí, y con querubines esmeradamente bordados. Cada cortina medirá catorce metros de largo por dos de ancho; todas las cortinas tendrán las mismas medidas. Cinco cortinas estarán unidas una con otra, y las otras cinco irán empalmadas de igual modo. En cada uno de los bordes de las dos series de cortinas harás unas presillas de púrpura violeta; igualmente harás en el borde de la última cortina del otro grupo. Pon cincuenta presillas en la primera cortina, y otras cincuenta en la última del segundo grupo. Las presillas se corresponderán entre sí. Enlaza un cuerpo de cortinas con el otro mediante cincuenta corchetes de oro, de modo que la Morada forme un todo.

Después tejerás con pelo de cabra once cortinas que sirvan de cubierta para la Morada. Todas las cortinas deben medir lo mismo: quince metros de largo por dos de ancho. Empalma cinco cortinas por una parte y las seis restantes por la otra; une la sexta cortina de tal manera que pueda plegarse delante de la entrada de la Morada. 10 Remata los bordes de cada serie de cortinas con cincuenta presillas. 11 Y luego harás cincuenta pasadores de bronce, los meterás por las presillas y así cerrarás la Tienda, formando un todo. 12 Como de las cortinas de la Tienda sobra una parte, la mitad de lo que sobra colgará por la parte posterior de la Morada; 13 y el medio metro de cortina que sobra a ambos lados de la Tienda colgará sobre los costados de la Morada, cubriéndola. 14 También harás para la Tienda una cubierta de pieles de carnero curtidas, y una sobrecubierta de pieles de marsopa.

Las vigas de madera

15 Harás unos tableros de madera de acacia, y los colocarás verticalmente para formar la Morada. 16 Cada tablero tendrá cinco metros de largo, por setenta y cinco centímetros de ancho; 17 y tendrán dos espigas, para ensamblarlos uno con otro. Así deberás hacer con todos los tableros de la Morada. 18 Para el lado de la Morada que mira al sur, harás veinte tableros, 19 y debajo de ellos, colocarás cuarenta basas de plata, dos por cada tablero, para sus dos espigas. 20 Para el otro lado de la Morada, el que mira al norte, prepararás otros veinte tableros 21 con sus cuarenta basas, dos por cada tablero. 22 Y para la parte de la Morada que mira a poniente harás seis tableros, 23 más otros dos tableros para las esquinas posteriores de la Morada. 24 Estarán unidos de abajo a arriba hasta la primera argolla. Así quedarán conformadas las dos esquinas de la Morada.

25 En total habrá ocho tableros con sus correspondientes dieciséis basas de plata, dos por tablero.

26 Prepararás también cinco travesaños de madera de acacia para los tableros de un lado de la Morada, 27 y cinco para los del otro lado y cinco más para los tableros de la parte posterior, la que mira al poniente. 28 El travesaño central pasará por entre los tableros, de una punta a otra. 29 Revestirás de oro los tableros; forjarás, también de oro, las argollas para pasar por ellas los travesaños, que estarán igualmente revestidos de oro.

30 Construye la Morada conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.

Velos de separación

31 Harás, asimismo, un velo de lino trenzado y púrpura violeta, escarlata y carmesí; todo ello esmeradamente realizado, y bordarás en él querubines. 32 Después colgarás el velo sujetándolo con ganchos de oro sobre cuatro columnas de madera de acacia, revestidas de oro, sostenidas por cuatro basas de plata. 33 Colgarás el velo en los ganchos, y allí, detrás del velo, colocarás el Arca del testimonio. El velo les servirá de separación entre el lugar santo y el lugar santísimo. 34 Y colocarás la cubierta sobre el Arca del testimonio en el lugar santísimo. 35 Fuera del velo, situarás la mesa, en el lado norte de la Morada, y el candelabro en el lado sur, frente a la mesa.

36 Para la entrada de la Tienda harás una cortina de lino fino trenzado y púrpura violeta, escarlata y carmesí; esmeradamente recamada. 37 Y para colgar esta cortina prepararás cinco columnas de madera de acacia revestidas de oro lo mismo que sus ganchos, y fundirás en bronce cinco basas para las columnas.

El altar de los holocaustos (Ex 38,1-7)

27 Harás el altar de madera de acacia; será cuadrado y medirá dos metros y medio por cada lado, y metro y medio de alto. En sus esquinas y formando una sola pieza con él, colocarás cuatro salientes en forma de cuernos que recubrirás de bronce. De este metal también harás todos los utensilios del altar: recipientes para la ceniza, badiles, acetres, garfios y braseros. Le harás un enrejado de bronce, en forma de red, que tendrá en cada esquina una argolla, igualmente de bronce. Luego colocarás el enrejado debajo del friso inferior, de manera que la red baje hasta la mitad del altar. Harás también para el altar unos varales de madera de acacia, que revestirás de bronce. Y cuando haya que transportar el altar, los varales se pasarán por las argollas que tiene a ambos lados. El altar lo harás con tablas y será hueco, conforme al que viste en el monte.

El atrio del santuario (Ex 38,9-20)

Harás de este modo el atrio de la Morada: por el lado sur, el que mira al Négueb, el atrio tendrá cortinas de lino trenzado que medirán cincuenta metros de longitud. 10 Las veinte columnas con sus correspondientes basas serán de bronce, y de plata los ganchos y las molduras de las columnas. 11 Por el lado norte harás lo mismo: las cortinas tendrán una longitud de cincuenta metros, las veinte columnas con sus basas serán de bronce, y de plata los ganchos y las molduras de las columnas. 12 A lo ancho del atrio, por el lado occidental, tendrá cortinas de veinticinco metros de longitud, con diez columnas y diez basas. 13 Por el lado que mira al oriente, el ancho del atrio será de veinticinco metros. 14 A un lado de la entrada habrá tres columnas con sus basas y cortinas de siete metros y medio de longitud. 15 Al otro lado, asimismo, habrá tres columnas con sus correspondientes basas y las cortinas medirán también siete metros y medio. 16 Una cortina de diez metros de longitud, hecha de lino trenzado con púrpura violeta, escarlata y carmesí, recamada artísticamente, hará las veces de puerta del atrio. Esta cortina colgará de cuatro columnas apoyadas sobre sus correspondientes basas. 17 Todas las columnas que rodean el atrio estarán adornadas con basas de bronce, y molduras y ganchos de plata. 18 El atrio tendrá cincuenta metros de longitud, por veinticinco de ancho y dos y medio de alto. Todas sus cortinas serán de lino trenzado y sus basas de bronce. 19 Todos los utensilios del servicio de la Morada, todos sus clavos, y todas las columnas del atrio, serán de bronce.

Aceite de las lámparas (Lv 24,1-4)

20 Mandarás a los israelitas que te traigan aceite de oliva puro y refinado para mantener la lámpara continuamente encendida. 21 Aarón y sus hijos se encargarán de su mantenimiento; lo harán dentro de la Tienda del encuentro, al otro lado del velo que oculta el Arca del testimonio. La lámpara debe arder ante el Señor desde la tarde hasta el amanecer. Esta es una norma perpetua para todas las generaciones de israelitas.

Mateo 25:1-30

Parábola de las diez muchachas

25 El reino de los cielos puede compararse a diez muchachas que en una boda tomaron sendas lámparas de aceite y salieron a recibir al novio. Cinco de aquellas muchachas eran descuidadas, y las otras cinco previsoras. Y sucedió que las descuidadas llevaron sus lámparas, pero olvidaron tomar el aceite necesario. En cambio, las previsoras, junto con las lámparas, llevaron también alcuzas de aceite. Como el novio tardaba en llegar, les entró sueño a todas y se durmieron. Cuando a eso de la medianoche se oyó gritar: “¡Ya viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!”, las diez muchachas se despertaron y comenzaron a preparar sus lámparas. Las descuidadas, dirigiéndose a las previsoras, les dijeron: “Nuestras lámparas se están apagando. Dennos un poco de su aceite”. Las previsoras les contestaron: “No podemos, porque entonces tampoco nosotras tendríamos bastante. Mejor es que acudan a quienes lo venden y lo compren”. 10 Pero mientras estaban comprándolo, llegó el novio, y las que lo tenían todo a punto entraron con él a la fiesta nupcial, y luego la puerta se cerró. 11 Más tarde llegaron las otras muchachas y se pusieron a llamar: “¡Señor, señor, ábrenos!”. 12 Pero él les contestó: “Les aseguro que no sé quiénes son ustedes”.

13 Esten, pues, muy atentos porque no saben ni el día ni la hora [de la venida del Hijo del hombre].

Parábola del capital y los intereses

14 Igualmente [el reino de los cielos] es como un hombre que, al irse de viaje, reunió a sus criados y les confió la administración de sus negocios. 15 A cada cual, de acuerdo con su capacidad, le confió una cantidad de dinero: a uno le entregó cinco talentos; a otro, dos; y a otro, uno. Luego emprendió su viaje. 16 El que había recibido cinco talentos negoció con su capital y lo duplicó. 17 El que había recibido dos talentos hizo lo mismo, y también duplicó su capital. 18 En cambio, el que solamente había recibido un talento, tomó el dinero del amo, hizo un hoyo en el suelo y lo enterró. 19 Al cabo de mucho tiempo regresó el amo y se puso a hacer cuentas con sus criados. 20 Llegó el que había recibido los cinco talentos y, presentándole otros cinco, le dijo: “Señor, tú me entregaste cinco talentos; mira, he logrado duplicarlos”. 21 El amo le contestó: “Está muy bien. Has sido un administrador honrado y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al frente de mucho más. Entra y participa en mi propia alegría”. 22 Llegó después el que había recibido dos talentos, y dijo: “Señor, tú me entregaste dos talentos; mira, he logrado duplicarlos”. 23 El amo le dijo: “Está muy bien. Has sido un administrador honrado y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al frente de mucho más. Entra y participa en mi propia alegría”. 24 Por último, llegó el que solamente había recibido un talento, y dijo: “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que pretendes cosechar donde no sembraste y recoger donde no esparciste. 25 Tuve miedo y escondí tu dinero bajo tierra. Aquí lo tienes”. 26 El amo le contestó: “Administrador malo y holgazán: si sabías que yo cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, 27 ¿por qué no llevaste mi dinero al banco? Así, a mi regreso, yo habría recibido el capital más los intereses. 28 ¡Quítenle, pues, la parte que le confié y entrégensela al que tiene diez partes! 29 Porque a todo el que tiene, aún se le dará más, y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo que tenga se le quitará. 30 Y a este criado inútil arrójenlo fuera, a la oscuridad. Allí llorará y le rechinarán los dientes”.

Salmos 31:1-8

Salmo 31 (30)

Mi destino está en tus manos

31 Al maestro del coro. Salmo de David.
Señor, en ti confío,
que no quede jamás defraudado;
¡líbrame con tu fuerza salvadora!
Acerca hacia mí tu oído,
date prisa en socorrerme.
Sé para mí fortaleza protectora,
morada inaccesible que me salve,
pues tú eres mi bastión, mi baluarte;
honrando tu nombre, guíame y condúceme.
Libérame de la trampa que me tienden,
porque tú eres mi refugio.
A tus manos encomiendo mi vida;
tú, Señor, Dios fiel, me has rescatado.
Odio a quienes sirven a ídolos falsos,
en Dios pongo mi confianza.
Por tu amor me alegro y me regocijo,
porque tú has mirado mis pesares,
tú conoces mis angustias.

Proverbios 8:1-11

Pregón de la Sabiduría

La Sabiduría está pregonando,
la inteligencia levanta su voz.
Sobre los promontorios
al borde del camino,
de pie en las encrucijadas,
junto a las puertas de la ciudad,
a la entrada de los patios está gritando:
“A ustedes, seres humanos, los llamo,
a ustedes dirijo mi pregón.
Inexpertos, adquieran prudencia;
y ustedes, necios, sean sensatos.
Escuchen, que mis labios
proclaman cosas rectas,
cosas excelentes comunican.
Mi boca paladea la verdad,
pues la maldad repugna a mis labios.
Todos mis discursos son sinceros,
ninguno es hipócrita ni retorcido;
todos son claros para el inteligente,
irreprochables para los que adquieren saber.
10 Prefieran mi instrucción a la plata
y el conocimiento al oro puro;
11 pues la sabiduría es más valiosa que las perlas,
ninguna joya se le puede comparar.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España