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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Génesis 26:17-27:46

17 Isaac se fue de allí, asentó sus tiendas junto al arroyo de Gerar y habitó allí. 18 Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían cavado en los días de Abraham su padre y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham. Y él los llamó con los mismos nombres con que su padre los había llamado. 19 Después los siervos de Isaac cavaron en el valle y descubrieron un pozo de aguas vivas. 20 Y los pastores de Gerar contendieron con los pastores de Isaac, diciendo:

—El agua es nuestra.

Por eso llamó al pozo Esec[a], porque allí riñeron con él. 21 Cavaron otro pozo, y también contendieron por él. Y llamó su nombre Sitna[b]. 22 Se alejó de allí y cavó otro pozo, y no contendieron por él. Él llamó su nombre Rejobot[c] diciendo:

—Porque ahora el SEÑOR nos ha hecho ensanchar, y seremos fecundos en la tierra.

Alianza de Isaac y Abimelec

23 De allí fue a Beerseba. 24 Y aquella noche se le apareció el SEÑOR y le dijo:

—Yo soy el Dios de tu padre Abraham; no temas, porque yo estoy contigo. Yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia por amor de mi siervo Abraham.

25 Él edificó allí un altar, invocó el nombre del SEÑOR e instaló allí su tienda. También allí los siervos de Isaac excavaron un pozo.

26 Entonces fue a él Abimelec, desde Gerar, acompañado por Ajuzat, amigo suyo, y Ficol, jefe de su ejército. 27 E Isaac les dijo:

—¿Por qué vienen a mí, ustedes que me han aborrecido y me han echado de en medio de ustedes?

28 Ellos respondieron:

—Claramente hemos visto que el SEÑOR está contigo y dijimos: “Por favor, haya un juramento solemne entre nosotros, entre tú y nosotros”. Hagamos una alianza contigo 29 de que no nos harás daño, como nosotros no te hemos tocado y como solo te hemos hecho bien y te despedimos en paz. Tú eres ahora bendito del SEÑOR.

30 Entonces él les hizo un banquete, y comieron y bebieron. 31 Después se levantaron temprano, e hicieron juramento el uno al otro. Luego Isaac los despidió, y ellos se alejaron de él en paz.

32 Aconteció que aquel mismo día vinieron los siervos de Isaac y le dieron noticias acerca del pozo que habían excavado. Y le dijeron:

—¡Hemos hallado agua!

33 Él lo llamó Seba[d]. Por esta razón el nombre de la ciudad es Beerseba[e] hasta el día de hoy.

34 Cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri el heteo, y a Basemat hija de Elón el heteo. 35 Estas fueron amargura de espíritu para Isaac y Rebeca.

Jacob usurpa la bendición de Esaú

27 Aconteció que cuando Isaac había envejecido, sus ojos se debilitaron, y no podía ver. Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo:

—Hijo mío.

Él respondió:

—Heme aquí.

Le dijo:

—He aquí, yo ya soy viejo y no sé el día de mi muerte. Toma, pues, ahora tu equipo, tu aljaba y tu arco, y ve al campo a cazar algo para mí. Luego hazme un potaje como a mí me gusta. Tráemelo para que coma, y yo te bendiga antes que muera.

Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a su hijo Esaú. Cuando Esaú fue al campo para cazar lo que había de traer, Rebeca habló a su hijo Jacob diciendo:

—He aquí, he oído a tu padre que hablaba con tu hermano Esaú, diciendo: “Caza para mí y hazme un potaje para que coma y te bendiga en presencia del SEÑOR, antes de mi muerte”. Ahora pues, hijo mío, obedéceme en lo que te mando: Ve al rebaño y tráeme de allí dos buenos cabritos; y yo haré con ellos un potaje para tu padre, como a él le gusta. 10 Tú se lo llevarás a tu padre; y comerá, para que te bendiga antes de su muerte.

11 Jacob dijo a Rebeca su madre:

—He aquí que Esaú mi hermano es hombre velludo, y yo soy lampiño. 12 Quizás me palpe mi padre y me tenga por un farsante, y traiga sobre mí una maldición en vez de una bendición.

13 Su madre le respondió:

—Hijo mío, sobre mí recaiga tu maldición. Tú solamente obedéceme; ve y tráemelos.

14 Entonces él fue, tomó los cabritos y se los trajo a su madre. Y ella hizo un potaje como le gustaba a su padre. 15 Luego Rebeca tomó la ropa más preciada de Esaú, su hijo mayor, que ella tenía en casa, y vistió a Jacob, su hijo menor. 16 Y puso las pieles de los cabritos sobre las manos y sobre el cuello, donde no tenía vello. 17 Luego puso el potaje y el pan, que había preparado, en las manos de Jacob su hijo. 18 Y él fue a su padre y le dijo:

—Padre mío.

Él respondió:

—Heme aquí. ¿Quién eres, hijo mío?

19 Jacob respondió a su padre:

—Yo soy Esaú, tu primogénito. He hecho lo que me dijiste. Por favor, levántate, siéntate y come de mi caza, para que tú me bendigas.

20 Entonces Isaac preguntó a su hijo:

—¿Cómo es que pudiste hallarla tan pronto, hijo mío?

Él respondió:

—Porque el SEÑOR tu Dios hizo que se encontrara delante de mí.

21 E Isaac dijo a Jacob:

—Por favor, acércate y te palparé, hijo mío, a ver si tú eres mi hijo Esaú, o no.

22 Jacob se acercó a su padre Isaac, quien lo palpó y dijo:

—La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.

23 No lo pudo reconocer, porque sus manos parecían tan velludas como las manos de su hermano Esaú, y lo bendijo. 24 Le preguntó:

—¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?

Él respondió:

—Sí, yo soy.

25 Le dijo:

—Acércamela; comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga.

Jacob se la acercó e Isaac comió. Le trajo también vino y bebió. 26 Entonces le dijo su padre Isaac:

—Acércate, por favor, y bésame, hijo mío.

27 Él se acercó y lo besó. Y al percibir Isaac el olor de su ropa, lo bendijo diciendo:

—He aquí, el olor de mi hijo

es como el olor del campo

que el SEÑOR ha bendecido.

28 Dios te dé del rocío del cielo

y de lo más preciado de la tierra:

trigo y vino en abundancia.

29 Que los pueblos te sirvan,

y las naciones se postren ante ti.

Sé señor de tus hermanos

y póstrense ante ti los hijos de tu madre.

Sean malditos los que te maldigan

y benditos los que te bendigan.

30 Y sucedió luego que Isaac había terminado de bendecir a Jacob, y cuando apenas había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, que su hermano Esaú llegó de cazar. 31 Él también hizo un potaje, lo llevó a su padre y le dijo:

—Levántate, padre mío, y come de la caza de tu hijo, para que tú me bendigas.

32 Entonces su padre Isaac le preguntó:

—¿Quién eres tú?

Él respondió:

—Yo soy Esaú, tu hijo primogénito.

33 Isaac se estremeció fuertemente y dijo:

—¿Quién, pues, es el que vino aquí, que cazó y me trajo de comer, y yo comí de todo antes de que tú vinieras? ¡Yo lo bendije, y será bendito!

34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, profirió un grito fuerte y muy amargo. Y dijo a su padre:

—¡Bendíceme también a mí, padre mío!

35 Él dijo:

—Tu hermano vino con engaño y se llevó tu bendición.

36 Él respondió:

—¿No es cierto que llamaron su nombre Jacob[f]? Pues ya me ha suplantado estas dos veces: Se llevó mi primogenitura, y he aquí que ahora también se ha llevado mi bendición. —Y añadió—: ¿No te queda una bendición para mí?

37 Isaac respondió y dijo a Esaú:

—He aquí, yo lo he puesto por señor tuyo, y le he dado como siervos a todos sus hermanos. Lo he provisto de trigo y de vino. ¿Qué, pues, haré por ti, hijo mío?

38 Esaú dijo a su padre:

—¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!

Y Esaú alzó su voz y lloró. 39 Entonces respondió Isaac su padre y le dijo:

—He aquí, será favorecido el lugar

que habites

con los más preciados productos de la tierra

y con el rocío del cielo arriba.

40 De tu espada vivirás

y a tu hermano servirás.

Pero sucederá que cuando adquieras dominio,

romperás su yugo sobre tu cuello.

Esaú planea matar a Jacob

41 Esaú aborreció a Jacob por la bendición con que lo había bendecido su padre, y dijo en su corazón: “Se acercan los días de duelo por mi padre; entonces yo mataré a mi hermano Jacob”.

42 Fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor. Ella envió a llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo:

—He aquí que Esaú tu hermano planea vengarse de ti, matándote. 43 Ahora pues, hijo mío, obedéceme: Levántate y huye a mi hermano Labán, en Harán. 44 Pasa con él algún tiempo, hasta que el enojo de tu hermano se aplaque, 45 hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti y se olvide de lo que le has hecho. Entonces yo mandaré a traerte de allá. ¿Por qué habré de ser privada de ustedes dos en un solo día?

Jacob huye a Padan-aram

46 Rebeca dijo a Isaac:

—Estoy hastiada de vivir por causa de las mujeres heteas: Si Jacob toma esposa de entre las mujeres heteas, de las mujeres de esta tierra, como estas, ¿para qué quiero la vida?

Mateo 9:1-17

Habiendo entrado en la barca, Jesús pasó a la otra orilla y llegó a su propia ciudad. Entonces le trajeron un paralítico tendido sobre una camilla. Y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico:

—Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

He aquí, algunos de los escribas dijeron entre sí:

—¡Este blasfema!

Y conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo:

—¿Por qué piensan mal en sus corazones? Porque, ¿qué es más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados” o decir: “Levántate y anda”? Pero para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar pecados en la tierra —entonces dijo al paralítico—: ¡Levántate; toma tu camilla y vete a tu casa!

Y se levantó y se fue a su casa. Cuando las multitudes vieron esto, temieron y glorificaron a Dios, quien había dado semejante autoridad a los hombres.

El llamamiento de Mateo

Pasando de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el lugar de los tributos públicos, y le dijo: “¡ Sígueme!”. Y él se levantó y lo siguió.

10 Sucedió que, estando Jesús sentado a la mesa en casa, he aquí muchos publicanos y pecadores que habían venido estaban sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Y cuando los fariseos lo vieron, decían a sus discípulos:

—¿Por qué come su maestro con los publicanos y pecadores?

12 Al oírlo, Jesús les dijo:

—Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. 13 Vayan, pues, y aprendan qué significa: Misericordia quiero y no sacrificio[a]. Porque yo no he venido para llamar a justos, sino a pecadores[b].

Preguntas sobre el ayuno

14 Entonces los discípulos de Juan fueron a Jesús y dijeron:

—¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos frecuentemente pero tus discípulos no ayunan?

15 Jesús les dijo:

—¿Pueden tener luto los que están de bodas mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán. 16 Nadie pone parche de tela nueva en vestido viejo, porque el parche tira del vestido y la rotura se hace peor. 17 Tampoco echan vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rompen, el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, echan vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.

Salmos 10:16-18

16 ¡El SEÑOR es Rey para siempre!
De su tierra desaparecerán
las naciones.
17 El deseo de los humildes escuchas,
oh SEÑOR;
tú dispones su corazón
y tienes atento tu oído
18 para juzgar al huérfano y al oprimido,
a fin de que el hombre de la tierra
no vuelva más a hacer violencia.

Proverbios 3:9-10

Honra al SEÑOR con tus riquezas
y con las primicias de todos tus frutos.
10 Así tus graneros estarán llenos con abundancia,
y tus lagares rebosarán de vino nuevo.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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