Add parallel Print Page Options

«¡Ay de la ciudad rebelde,
contaminada y opresora!

»No escuchó la voz
ni recibió la corrección;
no confió en Jehová
ni se acercó a su Dios.
Sus príncipes son, en medio de ella,
leones rugientes;
sus jueces, lobos nocturnos
que no dejan ni un hueso para la mañana.

Read full chapter