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29 Pero él, queriendo justificarse, le preguntó a Jesús:

—¿Y quién es mi prójimo?

30 Respondiendo Jesús, le dijo:

—Cierto hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones quienes lo despojaron de su ropa, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad, descendía cierto sacerdote por aquel camino y, al verle, pasó de largo.

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