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30 Volvió a sus hermanos y les dijo:

—¡El joven ha desaparecido! Y yo, ¿a dónde iré?

31 Entonces ellos tomaron la túnica de José, degollaron un cabrito del rebaño y empaparon la túnica en la sangre. 32 Después enviaron la túnica de diversos colores, la trajeron a su padre y le dijeron:

—Esto hemos encontrado. Reconoce, pues, si es o no la túnica de tu hijo.

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