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Hasta la frontera te expulsarán
    tus propios aliados,
te engañarán y dominarán
    tus propios amigos.
Los que se sientan a tu mesa
    te pondrán una trampa.
¡Es que Edom ya no tiene inteligencia!
¿Acaso no destruiré yo en aquel día
    a los sabios de Edom,
    a la inteligencia del monte de Esaú?
            —afirma el Señor—.
Ciudad de Temán, tus guerreros se caerán de miedo,
    a fin de que todo hombre sea exterminado
    del monte de Esaú por la masacre.

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