Add parallel Print Page Options

Aquel día el pueblo entró en la ciudad a escondidas, como suelen entrar avergonzados los que han huido de la batalla. El rey cubrió su cara y clamó en alta voz:

—¡Hijo mío Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!

Joab reprende la actitud de David

Joab entró en la casa del rey y le dijo:

—Hoy has avergonzado la cara de todos tus servidores que hoy han librado tu vida y la vida de tus hijos y de tus hijas, la vida de tus mujeres y la vida de tus concubinas;

Read full chapter