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Un día, Jonadab le dijo a Amnón:

—Dime, ¿por qué cada día te noto más decaído? ¿Si eres el hijo del rey, qué te puede faltar?

Y Amnón le contestó:

—Es que estoy enamorado de Tamar, ¡y es mi media hermana!

Jonadab le aconsejó:

—Pues métete en la cama, y haz como si estuvieras muy enfermo. Y cuando tu padre venga a verte, pídele que mande a tu hermana Tamar. Dile que necesitas a alguien que te prepare la comida y te la dé en la boca.

Amnón fue entonces a acostarse, fingiéndose muy enfermo. Cuando el rey llegó a visitarlo, Amnón le dijo:

—Por favor, deja que mi hermana Tamar venga a prepararme unos panes y me dé a comer en la boca.

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